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Quimey y la Luna Roja


Por Victoria Lagos


La otra bienvenida. Menstruar después de haber sido madre.

Esa mujer se siente distinta. Lo percibo. Ella entra como quien pisa diferente, con presencia. La lluvia y la tierra la han traído más conectada, más salvaje. Aunque aun sonríe tímidamente, y se esconde la mirada con el flequillo. Es perfecta en sí misma. Es bella como solo ella puede serlo. Madre, llena de leche y amor. Llena como la luna blanca, redonda, brillante y completa.

Se sienta frente a mí. Bella como un susurro. Quimey Neyén me mira y sonríe, está alegre, contenta… algo en ella ha cambiado… y me lo cuenta… Sí! Su sangre ha bajado… Luego de dos años, luego de la panza y de tanta teta ha regresado su luna… y es roja… Llegó con la Pacha Mama, sincronizada. Vino y la hizo más mujer. Nos abrazamos, nos emocionamos. Sabemos y sentimos lo reparador de volver a menstruar luego de atravesar la maternidad habiendo hecho cambios tan grandes de conciencia, habiéndonos empoderado un poco más. Y una solía sentirse triste por no haber honrado siempre su menstruación, por no haberla recibido quizás con toda la sabiduría que ahora, habíamos logrado, y que seguimos desarrollando y conquistando con amor.

¡Hay que celebrarlo! Le digo. Y ella sonríe una vez más. Allí vamos.

Con mis herramientas, saberes, mi reciente formación y experiencia vivida junto a Zulma sobre la Terapia Menstrual y otras cositas que siempre aparecen en el momento indicado, sentí el llamado a acompañar este profundo re-encuentro de la mujer hermosa y su sangre sagrada.

Séptimo día, últimas gotas deslizándose por su interior. Recostada y con las manos sobre la piel, allí donde habita el útero. Respira, lento, con pausas. Ahora profundo y soltando. Entregarse a soltar, a darse, a dejarse ir para empezar a sentirse en su ser mujer. Llenar de aire y vaciar. Reconocer. La boca entre abierta, los labios relajados, susurrantes. Manos como pétalos abarcando dulcemente su cuerpo. Vaivén de caricias que van y vienen… que rozan, que erizan, que gustan. Y entonces su sonrisa, su expresión. Algo luminoso que crece y se expande. A través de su cuerpo la abre al placer de sentir y de sentirse. De gustarse. Descubrirse bella, sensual. Mujer deseo, mujer sexual, sabia y oculta, renaciendo y gozando su despertar, saltando por selvas y bosques, volviéndose plena y completa. Creadora de sí. Ciclicidad. Se hace el amor a sí misma. Luna orgásmica. Viva, hermosa. Un deleite para mis sentidos, una caricia para mi alma femenina. La respiración se intensifica y se hace ovárica, gemido sutil. Hacia dentro pero desbordando en la imagen por fuera. Una piel vibrante, un temblor sagrado. Ahora la recibe, una vez más por primera vez. Es ella, roja y perfecta. Cálida le baja y la siente en la vagina, entre los labios, entre sus piernas. Directo hacia la tierra, para sembrarla y honrarla. Le cuento que allí la rodea un círculo de mujeres: abuelas, madres, hermanas, amigas, hijas…mujeres. Un círculo como un abrazo, sonriente, de bienvenida. Sanando, cantando, sanando, bailando y amando.

Me acerco con la capa roja. Y en su tercer ojo coloco: la tierra roja que tanto cuido, como sangre de nuestra madre, pintura y bendición. Se libera su mujer salvaje, su alma de mujer libre. Se mueve, se inclina hacia la tierra como si quisiera besarla. Se abre completa y le entrega, sus rubíes y su fuego, su agua clara y profunda. Ahora su pelo se vuela con el viento. Ella se para, sus caderas se vuelven cascabeles, festejo, puro movimiento. Circulando, subiendo, bajando, abriendo, soltando. Derbakes la sostienen, la impulsan. Ahora es ella. Se sostiene y se impulsa. Mujer que guarda el sol en su vientre. Es ella. Mujer serpiente. Es. Mujer venado. Ella. Águila mujer. Ahora. Mujer jaguar. Mujer, mujer…

Entre agua florida, capa roja, caderín, tierra roja, sangre de vida roja, luna llena y roja. Celebramos. Nuestra matriz está viva. Está llena. Está fértil. Está bella y nos susurra: bienvenida mujer!

Dedico esta crónica poética a Quimey Neyén Alaniz, la hermosa mujer madre que me eligió para celebrar el regreso de su sangre menstrual tras nueve meses de embarazo y 14 meses de fusión bebé Cielo teta. Ahora nutre a su Cielo con la leche de sus tetas, y a la Tierra con la sangre de su útero. Agradezco su confianza y amor.

A Zulma y su maravillosa Terapia Menstrual le agradezco este camino vivificante e intenso.

Este sentimiento que me llama a celebrar como doula y mujer, la reconexión con la menstruación luego de haber dado a luz, para reparirse infinitas veces como mujer, cada mujer que así lo desee.

Victoria Lagos

Palabras de Quimey Neyén

El sabado 1 de agosto volvi a menstruar, luego de dos años. La extrañaba, habia soñado el 10 de julio que iba a menstruar y que a la primera persona que le iba a contar era a Vicky ya que me estaba ayudando a tomar conciencia acerca del ciclo menstrual y bueno llego un poco mas tarde jaja. Desde mi primer menstruacion que siempre la disfrute, siempre senti placer y amo menstruar pero hoy teniendo un encuentro con Vicky sentí algo mucho mas que eso, hicimos la bienvenida (hoy es mi ultimo dia de mentruacion) de mi menstruacion y miles de emociones recorrian mi ser...llegue a sentir un orgasmo...siiii....ni yo lo puedo creer! fue algo magico, placentero...no tengo palabras...baile como nunca lo habia hecho, me ame...ame a mi cuerpo, llore...sonrei...y vacie y llene...como me decia vicky...recorde a mi abuela, mi mama, mi hija, mi hermana , a mi primer bebe, mi primer menstruacion, mis primeras relaciones sexuales, mis orgasmos, el parto de cielo...Hoy tengo mas conciencia acerca de mi cuerpo, de mi utero, de mi menstruacion y hoy la recibi de la manera mas hermosa.

ESTOY FELIZ, PLACENTERA Y LLENA DE VIDA




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