MI UTERO EN FLOR
Actualizado: 23 mar 2020
Por Victoria Lagos, Argentina
TMM certificada
¿Cuándo fue que descubrí que YO era MUJER?
No un varón, no una princesa, no un objeto. Yo sintiéndome MUJER. Alineada con mi esencia femenina; florecida de madre tierra, profunda e intuitiva…quizás cuando mi mamá me llevó en su útero, o cuando nos vimos las dos por primera vez, y me abrazó en su pecho. O mi primera menstruación, cuando reconocí mi poder interior como una corriente, como una marea que se retorcía y luego se expandía para hacerme sentir ancha y majestuosa.
Aunque la mayoría de las veces olvidaba esta fuerza, y opté sin saberlo por desnaturalizarme y perderme, diluirme…encontré otros aspectos valiosos, pero me alejé de la mujer que era…al mismo tiempo que me alejé de mi mamá porque no soportaba espejarme en sus dolores de mujer.
Volví a sentirme mujer cuando hice el amor por primera vez (HACER EL AMOR así con mayúsculas) que no es lo mismo que la primera relación sexual. Sobre todo porque pude abrir los ojos y mirar a mi amor y sentir que estábamos el uno en el alma del otro, a través de nuestros cuerpos entrelazados, y ninguno quería irse…sin embargo, nunca fui conciente de que mi útero existía y era quien protagonizaba cada una de estas vivencias de amor y vitalidad plenas. No sabía que era mi útero el que latía, el que se contraía, el que me ensanchaba…¿De dónde provenías mis placeres y dolores de Mujer?
Hubo una decisión en mi vida, guiada por mi intuición uterina, que me adentró en mi auto percepción de Ser Mujer…y fue entregarme de lleno a la DANZA…tocarme, acariciarme, sentirme cuerpo, explorarme y reconocerme…moverme…mi expresión más sincera PUJABA dentro mío y se irradiaba en cada gesto, en cada movimiento; LA MUJER QUE YO ERA ESTABA DANZANDO.
Y llegaron a mi vida otros cuerpos, encuentros inolvidables, abrazos ancestrales y otros tan repletos de pura esperanza hacia el futuro…desahogos, delirios, alegría inmensa, plenitud…úteros vibrando al unísono, aunque yo ni lo supiese aún… y muchos de esos cuerpos-útero, dañados y lastimados, lacerados en su amor, se fueron acercando a mi vida, y yo busqué acercarme sin saber aún que era mi útero el que me guiaba…abusos sexuales, abandonos, desprecio, desconfianza, malas praxis, drogas, cortes en la piel, sangre, calle, armas, golpes, maltrato, insultos, indiferencia, celdas, chalecos de fuerza, medicación, diagnósticos y sentencias, aislamiento, desesperación, violación, encierro, defensa, exposición, falta de amor…¿Y mi útero y yo? En constante vaivén, acunado, meciendo…enternecidas danzando…
Pero aun así, me faltaba una cuota de amor para mí misma…me faltaba amar a la mujer que yo era, y que esas otras mujeres veían en mí y reconocían… ¿Qué sucedía conmigo? Tenía miedo. Miedo de asumir, miedo de encarnar en mí misma imágenes dolorosas. Miedo de aceptar-me. Y entonces, aceptar a mi mamá, a mi hermana, a mis abuelas, a mi linaje todo.
Hasta que un buen día decidí con mi amor embarazarme… recuerdo el día de gestación, tuve uno de los orgasmos más maravillosos, movía yo misma mi pelvis, danzaba mi sexualidad uterina, me entregaba y ese hombre amorosamente me sembró con su amor y juntos abrigamos ese primer instante de vida en mi útero. Nos embriagamos en fluidos femeninos y masculinos y creamos…
A los quince días yo ya sabía que mi útero estaba habitado ya por una diminuta y maravillosa presencia… sentía mi musculatura estirarse, mis olores cambiar, mi cuerpo todo transformarse…pero aún así faltaba, si bien sabía que el espacio vital y cálido era mi útero para ese bebé, aún faltaba… Debía yo descubrirme en todas esas mujeres amadas en cada danza, debía yo dejarme descubrir por nuevas mujeres que me hablaron del útero y de mi útero desde sus úteros…Hermoso CÍRCULO DE DOULAS, que abrió por completo mi espacio más íntimo, y que me hizo ver y sentir que yo era una MUJER, y que mi útero era el que había palpitado en cada certeza, el que había sangrado con cada herida de cada mujer, compañera, madre y hermana…pero aún faltaba…
Sí, porque aún así yo no podía imaginar aquello que habitaba en mi útero…¡Una MUJER! Yo espero una mujer, y ella crece dentro mío…y temblé de miedo al saberlo y la amé inmediatamente pero ahora sí, me encontré conmigo, con mi niña, con mi propia presencia en el útero de mi mamá, con el útero herido de mi mamá, y sobre todo con ese pequeño útero que crece dentro mío…
Yo que soy Mujer estoy gestando otra Mujer…ella y yo iniciaremos un nuevo ciclo de conciencia, un nuevo espacio de ternura, un nuevo cuerpo para el amor… yo ahora sé que MI ÚTERO ESTÁ EN FLOR… Jazmín germina, brota, florece, y me vuelve bella; no me la quitó; me la devolvió…la belleza de SER y SENTIRME MUJER…
Ahora me siento completa, me miro y me sonrío, y miro a otras mujeres y las reconozco y me reconozco en ellas, felices o doloridas, enteras o mutiladas.
Y veo a los hombres…ellos nos necesitan despiertas, y nosotras necesitamos de su genuino amor.
Y Jazmín se mueve y me conmueve; y sé que aún falta; ese momento en que yo abra mi pelvis, mi vagina, y me entregue a la naturaleza lunar de mi útero, y al deseo de esta mujer-flor, que me hará vibrar, aullar, llorar, reír, emocionar, amar… Me voy a partir para parir a Jazmín, pero en el primer abrazo me voy a re-unir, a re-descubrir; mi HIJA me va a parir a mí, seré yo quien renaceré… Nuestros corazones sintonizarán, y nuestros úteros florecerán, y quizás sanemos tantas historias, y comencemos a inventar una nueva, desde el útero, desde el AMOR.

Vicky Danza y Jazmín Floreciendo