Las mujeres de mi vida en mi cuerpo de mujer
Por Victoria Lagos, Argentina

tomada de internet, si conoces su autor por favor, envíalo
Porque quizás, si nos hubiésemos podido reconocer en las otras que nos rodeaban desde que éramos pequeñas… en nuestras abuelas, en nuestras madres y tías, hermanas y primas, amigas… en sus cuerpos tan extraños y conocidos a la vez, en sus contornos y costados, en sus calores y relieves, en su piel arrugada o lisa, en sus tonos claros y los oscuros, en sus tetas grandes, en las pequeñas, las caídas y las paradas, las de pezones como timbres, las de pezones diminutos… sus cuerpos redondos y también los espigados, sus vientres con dobleces, sus vientres replegados, los que están embarazados y se dibujan en caricias…los ombligos de naranja, los que parecen la entrada a un túnel, los que son como un botón… los pies anchos, los pies de empeine pronunciado, los que están cansados de andar, los que vienen danzando y los que se llenan de tierra… las espaldas angostas, los torsos grandes, las caderas voluptuosas, los cabellos como enjambre, los cola de caballo, los recogidos y blancos, los cortitos, los pintados… en esa maravillosa diversidad de posibilidades, de virtudes, de generosas y perfectas imperfecciones abriendo caminos a la singularidad, a la excepcionalidad de cada mujer, a tomar de cada una el gesto y la expresión de su autenticidad, de su profundo saber que es vida en movimiento, que es cuerpo manifestándose en cada paso, en su giro antes de preparar la comida, en su deseo de lo que no fue y en su deseo que está pudiendo ser… en sus labios ahuecados por bombillas para el mate, en sus olores de fuego y calentador, de café no terminado por horas de estudiar, en el ademán de unas manos que sostienen hijos, hermanitos, o que anhelan simplemente surcar los aires de algún mundo siempre soñado. La que parió ocho hijos, la que decidió salir a buscar nuevos rumbos, la que prefirió el arte, la que soltera se dedicó al humor, la que cantando intentó la revolución, la que cocinó sin ganas y al fin voló, la que nos reunió en su cocina y nutrió, la que se separó y la que de otra se enamoró… la que me habló de mi cuerpo con pudor, la que me contó cómo se hace el amor, la que calló y lloró, la que se emocionó y me preguntó… la que olvidó su dolor y la que también lo recordó… la que en creyó que enloquecí, la que me animó a seguir… la que en mi cuerpo confió, la que duda pero le gusta… la que intuye que es por ahí… la que me abrazó, la que me acarició, la que me besó y recibió… Porque hoy las aprecio en su cuerpos tan perfectos, tan sensuales, tan sabios, tan frescos, tan recientes o tan lejanos… si quizás nos hubiésemos acercado las unas a las otras desde siempre, celebrando semejante reunión, desnudas y llenas de miradas de amor, sonrientes por la propia decisión y elección… Hoy estaríamos más livianas, más tranquilas, más realizadas, menos juzgadas, acompañadas, sostenidas…amadas… como mujeres sagradas, en círculo, en espiral, enroscadas como en el principio de la vida… Y aún estamos a tiempo...
Victoria Lagos
Mujer Danza, Mujer Poetisa, Mujer Madre y Mujer Doula