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LA SANGRE MENSTRUAL Y SU VISIBILIZACIÓN COMO TRANSFORMACIÓN SOCIAL:

De Rusa Cósmica creadora de Semilla Menstrual, Argentina

Terapeuta Menstrual Certificada


Cuando hablamos de apropiarnos del cuerpo para llevarlos hacia un lugar de libertad, de que hablamos? Desde que estoy en el camino de ser mi propia dueña, entre comillas, claro, porque soy hija de una cultura y estoy atravesada y constituida por los elementos de la misma, me pregunto que hizo que yo me criara con determinadas características que parecen no encontrar libertad en mi experiencia como mujer.

Si culturalmente nunca nos hubiesen subestimado como genero y hubiésemos transitado una igualdad de derechos y libertades hoy quizás, no lo se, no necesitaríamos hablar de menstruación, quizás esto no sería novedoso. Pero en este aquí y ahora sociohistórico, hablar de menstruación tiene sabor a refrescante y liberador porque en muchos lugares de nuestra psiquis está asociada a la vergüenza, a lo no dicho, al ocultamiento intra-familiar, a cosa de mujeres, entre otras simbologías que se le suelen atribuir.

Existen muchas mujeres en el planeta que aún reciben su primera menstruación con tabúes y desinformación, y muchas de las que hoy nos dedicamos a sanar nuestro sistema de creencias y nuestra vida en general nos encontramos con muchos programas mentales instalados en la adolescencia o después de la primera menarquía. Quizás por la inminente afirmación de que al menstruar corremos riesgos de quedar embarazadas, o por el mandato implícito de activar la vida sexual aunque muchas veces menstruar no necesariamente tiene que llevarnos a querer salir corriendo a tener relaciones.

Lo que quiero decir es que por algún motivo que no desarrollare aquí, hay instituciones, publicidades, empresas de higiene que siguen dando manuales y cátedras de cómo debemos menstruar, que esta mal que se vea la sangre, que es un desecho del cuerpo y nadie tiene porque enterarse y me siento capaz de afirmar que quienes han escrito estas normas en nuestras subjetividades no son quienes menstrúan, porque si el mundo fuera diseñado para mujeres y niñes, travxs, trans, queers, no binaries, sería muy diferente.

A este mundo patriarcal lo dibujaron y diseñaron varones. Nosotras estamos escribiendo un mundo nuevo y nuestra sangre menstrual está en plena y pura conexión con la tierra, la pacha, los ciclos lunares por esto, hoy reconozco que visibilizarla, crear métodos nuevos y escribir nuestras propias historias puede cambiar el mundo o al menos para prepararlo bellamente para quienes llegan.

Y cambiar este mundo no implica dejar afuera a quienes no menstrúan en nuestras familias y amistades pero si, dejar de negar la existencia de este proceso, hacer partícipe a la familia de nuestros ciclos y dejar de esconder toallitas o copas respondiendo al arcaico sistema de pensamientos de los siglos anteriores.

Hoy estamos escribiendo nuestra historia con sangre menstrual, duelando femicidios y partos violentos, nos toca crear mentes donde prevalezca el cuidado y el auto-cuidado en muchísimos aspectos que hoy, se nos “aparecen” mágicamente según el sistema capitalista como de menor importancia, pero si hay algo que os puedo asegurar es que todo lo velado que saquemos a la luz cuerpa a cuerpa, casa por casa, mente a mente, sanará la tierra.

Esta es una revolución individual que va hacia lo colectivo. Por eso siento la importancia de establecer lazos con la naturaleza, sin negar el avance tecnológico pero poniéndolo al servicio de esta y asumiendo el compromiso con la intuición con la que cada ser cuenta, la sangre menstrual a la que algunos cuerpos sociales atraviesa biológicamente puede ser un camino de reconexión con la intuición pero además visibilizar que este proceso ocurre cíclicamente va transformando las subjetividades de les sujetes y cooperando para cambiar la lógica de un cuerpo único masculinizado y productivo, hacia un cuerpo cíclico, con formas diversas y necesidades diferentes en cada momento del mes y del día.

Esto también puede ser llevado a la esfera de la arquitectura, de los comercios, de las calles. No estoy hablando de una imposición de lo femenino, estoy hablando de una reparación de los desfasajes entre energías femeninas y masculinas y el deseo de sanación de las mentes, donde la sangre menstrual y su abordaje bio-político, puede aportar riquísimas alternativas a un mundo violento y violentado.




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