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El templo del cuerpo y la Mujer


Por Oriana Navarrete, para el lunario de Junio de la Terapia Menstrual


Gracias al poder del sexo venimos a la vida los seres humanos y demás criaturas. Impulsados por la energía sexual, nos desarrollamos y florecemos. Y es gracias a nuestro cuerpo físico, considerado el templo del alma, el microcosmos del universo que podemos perpetuar la vida humana. Dentro de nosotros encontramos todos los principios cósmicos, por eso nos resulta importante considerarnos templos sagrados. Tomar conciencia de nuestras condiciones físicas y sutiles es parte integral del despertar de nuestra actitud creativa. Sentir nuestro cuerpo como un templo es mantenerlo limpio, sano y en armonía, ya que lo merece la divinidad que vive en nuestro interior. No debemos retenernos a los instintos y naturaleza creativa de nuestro cuerpo, pues hacer el amor es un acto de magia y espiritualidad y constituye uno de los principios de la vida.


“Vivimos en una sociedad de tradicional poder masculino sobre lo femenino, el yang que se come al yin en una búsqueda de equilibrio no encontrada; se aplaude la virilidad masculina y lo femenino se objetualiza a través de la idealización de mujeres que nada tienen que ver con la realidad.” 1 Para la recuperación del poder de la sexualidad especialmente de la mujer, es necesario explicar a nuestr@s hij@s desde pequeñ@s las cualidades del útero (templo sagrado), explicarles para qué sirve y cómo funciona. Mientras no exista una cultura que respete, cultive y dé conciencia a la mujer de su condición, de su sexo, de su cuerpo y de su sexualidad, de lo que en realidad es. Una sociedad que dé sentido y nombre el latido del útero como el latido de la vida, seguiremos pariendo con dolor, porque la menstruación de las adolescentes serán dolorosas, y seguiremos rechazando los ciclos femeninos y desperdiciando nuestra naturaleza sexual.2

El enfoque de nuestra cultura en un Dios incorpóreo, trascendente, ha dejado a las mujeres despojadas, negándoles el carácter sagrado y misterioso de su cuerpo. Si damos valor y reconocimiento a nuestro templo, nuestra matriz y a nuestro útero para cuidarlo como un santuario, entramos en unidad a la fuente sagrada que nos dio la vida a cada uno de nosotros; permitiendo despertar en cada una de nosotras a la Diosa Shakti, la energía divina de la creación, el principio femenino exaltado que penetra en todas las cosas. Despertar la > Diosa interior< que se encuentra tanto en hombres y mujeres, y se manifiesta en forma de energía sexual; es un elemento que nos invita a reconocer las cualidades divinas para tratar de encarnarlas. Y porque no? Empezar a relacionarnos con la > Diosa interior< de los hombres y enseñarles a su divinidad masculina las formas de complacer nuestra sacerdotisa.

Cuando negamos nuestra templo sexual estamos negando algo fundamental a la vida, que es la vida y creación misma. “Estamos separando la vida de su núcleo sagrado, de la matriz que alimenta a toda la creación”3. Consagrar nuestro útero como un santuario de vida es una forma para darnos seguridad y confianza en nuestro sexo. Es recuperar nuestra fuerza sexual, como una identidad propia femenina que conciba al mundo seres que nos ayuden a seguir construyendo un mundo mejor.

Imagen de Nick Douglas y Penny Slinger, Secretos sexuales, la alquimia del éxtasis.

1. Ana Sabater, Siente tu útero, reconciliate con tu esencia.

2. Articulo: La recuperación de la sexualidad de la mujer: escuchar y sentir el utero.

3. Llewellyn Vaughan-Lee, El retorno de lo femenino y el alma del mundo

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