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De la Locura al encuentro de la útera

Por Melisa Vargas, para el lunario de la Terapia Menstrual




Conocí a la Mel fugaz y fortuitamente (sin saberlo también ese día conocí a otra hermana del círculo), en medio de la limpieza de mi cuerpo por consumir anticonceptivos cerca de 10 años y de la idea de querer ser madre, entré al círculo buscando eso, “reparar” mi cuerpo para esta tarea….la verdad eso nunca sucedió, o no al menos como yo había planificado que sucediera….

Ese “reparar” se convirtió en reencontrar, en reconocer aspectos de mi tan lejanos, que ya ni recordaba, en conocer que la verdadera necesidad del ser madre era basada en una obsesión que solo quería sabotear mi estabilidad, una idea que había colocado en mi mente y en mi cuerpo de perfección absoluta y que conllevaba por sobre cualquier intención una planificación, con fechas, lugares, hasta signos zodiacales incluidos…. en el fondo, si lo quería pero mi mente lo volvió una obsesión y además me cagaba de terror (aún) de llegar a concretar esta tarea y eso, después del circulo paso a ser válido para mí… no algo terrible como en un comienzo.

Entrar en este círculo partió siendo una situación desconocida, con terrores que se asomaban y yo ocultaba, con sombras que no sabía que aun estaban presentes, con ansias pero con una gran compañía, con mujeres que querían circular junto a mí, con bellas mujeres que tenían diferentes historias que representaban diferentes partes de mí historia, con hermanas que contenían, entregaban pero al mismo tiempo soltaban….mujeres con las que nos coordinamos, con las que creamos una historia, un ciclo, un círculo guiado maravillosamente por la Mel, quien además de sostener, fue parte, fue una más, fue quién hizo que esta magia floreciera y nos reencontráramos en otras y en nosotras.





En este círculo encontré las piezas que me faltaban, las reconocí, las trabaje y aun trabajo, las acepte y las mostré….comprendí que debía sanar mi sangre para sanarme y para sanar mi línea, que reparar mi cuerpo era repararme yo, entenderme, darme tiempos, espacios, alegrías, penas, conversaciones y bondades, que todas esas cosas aplacarían mi susto y que me ayudarían cuando llegara el momento de pasar a otra etapa; una etapa que jamás podre determinar yo previamente, sino que solo llegará, pero que sí, esta vez y luego del círculo, no estaré sola, estaré conmigo y con mis hermanas.




Krola Gonzales

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