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Bellydance y el despertar femenino


LAS CUATRO CARAS DE LA BAILARINA

A continuación comparto un fragmento de monografía de mi grado que se títula las

Cuatro Caras de la Bailarina, una investigación inspirada en el Bellydance y los

arquetipos femeninos como herramienta para el autoconocimiento y despertar de nuestra

divinidad. Espero que lo disfruten, Oriana Navarrete.

Bellydance y despertar femenino

[…] La historia del Bellydance1 no ha quedado exento de este pensamiento patriarcal, pues

se evidencia desde el mismo origen del Orientalismo hasta la actualidad el concepto erótico

y sexual que se le confiere a la bailarina de Bellydance. Y es en los años 60s y 70s donde el

movimiento feminista y el Bellydance se unen para reinterpretar esta danza y darle un

nuevo rol a la mujer en la sociedad.

A finales del siglo XIX se enmarca en la historia el conocido “Orientalismo” un fenómeno

bien establecido hasta la actualidad. La visión del “Orientalismo” se deriva de la tesis de

Edward Said, según la cual Occidente ha explotado, confundido e incluso inventado a

“Oriente” para sus propios objetivos siniestros. (Buonaventura, 2010)

Los occidentales hablaban de la danza “oriental” como un concepto estereotipado,

mostrando una imagen de sensualidad y exotismo y a su vez se la consideraba inferior,

básica, primitiva, más cercana a la naturaleza que a la cultura. La “Danza Oriental” se fue

armando en base a las expectativas occidentales: movimientos exóticos, vestuarios

brillosos, un tipo de música en particular, brazos y hombros fluidos, espiritualidad, velos

joyería y movimientos de manos. (Tamara, 2014)

En respuesta a esta consideración de la danza y de la mujer como figuras de diversión y

fantasía, una serie de autoras surgidas a partir de los movimientos feministas de las décadas

del ‘60 /‘70, como Wendy Buonaventura, Varga Dinicu y Barbara Sieguel entre otras,

trataron de establecer el origen de la danza del vientre, analizando los posibles rituales y

creencias de los pueblos que la practicaban, dándole un enfoque centrado en el rol de la

mujer. (Tamara, 2014) Estas precursoras propusieron un cambio de enfoque totalmente

radical no sólo para la época, sino para toda una historia marcada por la tendencia

evolucionista del progreso. En oposición a la danza como “elemento exótico”, abogaban

por un “origen sagrado” de la terminología misma, donde el rol protagónico que alguna vez

supo tener la mujer fue desplazado por la visión patriarcal de la sociedad que las convirtió a

ella y a la danza en un entretenimiento secular (Buonaventura, 2010)

1. Nota: Se tomará en el presente trabajo el término “bellydance” a modo de reconocerlo dentro de las danzas

orientales, ya que el concepto “danza oriental” por sí solo podría prestar a confusión debido a su amplitud

geográfica y cultural (Barrionuevo; 2014) .

Si bien, la tarea era re-significar la posición del bellydance y la mujer en un lugar alejado

de lo erótico y de crítica; un objetivo muy ambicioso que sólo podría ser posible si se

cargaba al bellydance y a su repertorio de movimientos con nuevos significados y nuevas

explicaciones sobre sus orígenes. A efectos de lograr semejante meta, los nuevos

argumentos para combatir al orientalismo se basaron así en dos ejes principales: además de

establecer un origen sagrado/ religioso para la danza (donde la creencia en la Diosa Madre

sería la base), apuntaban a un espíritu femenino de liberación relacionado con el “poder

corporal de la fertilidad”. Atrás quedaría el paradigma patriarcal con códigos morales

estrictos y basados en dicotomías como ‘hombre-mujer’ , ‘bueno-malo’, ‘sagrado-profano’

que sacaban a la genealogía materna de toda ecuación creadora. Atravesando lo espiritual,

lo religioso y lo corpóreo, la creencia en una Diosa Madre como arquetipo que hacía de

vehículo entre la psiquis, el cuerpo y el alma le otorgaba a las feministas un concepto

innovador: la mujer no tendría poder, tendría autoridad. (Gabyraffo, 2013 citando a Binetti,

2012).

Wendy Buonaventura, autora del libro Serpent of the Nile: Women and Dance in the Arab

World” y bailarina, fue una de las primeras en sostener que la danza tenía un rol central en

los rituales antiguos. A través de una serie de movimientos con el vientre y la pelvis, la

mujer se comunicaría con la “Diosa Madre”; y al bailar en su honor, estaría invocando el

poder sagrado de la fertilidad y el contacto con lo terrenal. Según esta escritora, danzar

también reforzaba el sentimiento de pertenencia a una comunidad al mismo tiempo que

liberaba energía; la mujer quedaría convertida de esa forma en una especie de

“intermediaria divina” que expresaba con sus movimientos la capacidad creadora de su

cuerpo. Sus movimientos de vientre y de pelvis pasarían la barrera del erotismo y el

espectáculo para ser aplicados en los rituales o procesos de parto. (Varga Dinicu, 1964)

Venimos nombrando a mujeres relacionadas a la danza

del vientre como precursoras del movimiento feminista,

ahora bien, es un deber hacer mención a unos cuantos

hombres que fueron artífices del resurgimiento de la

teoría de la Diosa Madre a finales del siglo XIX y durante

el siglo XX. Tales como Johan Jacob Bachofen - creador

del concepto del matriarcado-, James Frazer, Robert

Briffault, Robert Graves, Carl Jung y Eric Neumann,

entre muchos otros. Todos ellos comenzaron a plantear la

existencia de todo un sistema matriarcal, basado en

rituales hacia la Diosa Madre. (Tamara, 2014,pp 4,5)

Portada del libro Serpent Of the Nile de Wendy Buenaventura.

En esencia el misterio que se le otorgaba con esta clase de argumentos a la danza no

apuntaba al “misterioso y exótico Oriente” descripto en los siglos XVIII en adelante. Era

una especie de misterio que no podía ser develado racionalmente, sino que volvía a

remitirse a la sensación corporal de plenitud. La mujer bailaría no sólo por deporte, bailaría

por una necesidad interna de conectarse con su pasado sagrado, de liberarse de la palabra

como limitadora de su expresión. (GabyRaffo, 2014 citando a Stewart, 2000).

Foto de Andrea Deagon.

Citando textualmente a Andrea Deagon en su artículo Feminism

And Bellydance,

Feminist and belly dancers are natural allies in many ways.

Feminists are particularly

Attuned to seeing wome`s expression suppressed by patriarcal

expectations. Feminists, like bellydancers, are used to being

misunderstood. While bellydancers are often portrayed as being

exhibitionistic or sexually inmoral, feminist are often tagged as

manhaters, lesbians, radical, control freaks and prudes. Feminists

are particulary aware that public images of women can be misleading, and often there is

different story behind the “Story” society embraces. Feminists are also attuned to the forms

of women`s self – expression, and alert to the difficulties society has in hearing it. 2

2. Traducción: Las feministas y las bailarinas del vientre son aliadas naturales de muchas

maneras. Las feministas están particularmente en sintonía con ver la expresión de las

mujeres reprimidas por expectativas patriarcales. Las feministas, como los bellydancers,

están acostumbradas a que se les malinterprete. Mientras que las bailarinas de vientre a

menudo son retratadas como exhibicionistas o sexualmente inmorales, las feministas a

menudo son etiquetadas como personas que odian a los hombres, lesbianas, radicales,

fanáticos del control y mojigatos. Las feministas son particularmente conscientes de que las

imágenes públicas de las mujeres pueden ser engañosas y, a menudo, hay una historia

diferente detrás de la “historia” que la sociedad abraza. Las feministas también están en

sintonía con las formas de autoexpresión de las mujeres y están atentos a las dificultades

que tiene la sociedad para escucharlas.

Tomado de: Deagon, A. (1999): Feminism and Belly Dance, Habibi Magazine 17.4.

8-13. http://www.shira.net/about/feminism-deagon.htm, accedido [Abril 18 de

2018].

Para Deagon (1999), la danza del vientre existe en un punto de conflicto entre las

expresiones de las verdades fundamentales de las mujeres y las interpretaciones patriarcales

de esta expresión. Dentro de la profesión, los bailarines discuten acaloradamente temas de

ética personal, autopresentación, economía y trato con el público, que surgen de esta difícil

fusión de la danza del vientre y el patriarcado. En su artículo Deagon también sustenta que

el pensamiento feminista apoya el camino que el Bellydance ha tomado en la actualidad o

en el mundo occidental y mujeres occidentales. Pero a su vez, plantea algunas preguntas

difíciles a las bailarinas como por ejemplo si esta expresión femenina contribuye a veces a

las dinámicas patriarcales que en ultima instancia socavan su fuente de fortaleza.

En esencia, el feminismo es un deseo de mover el mundo hacia

un mejor trato para las mujeres, por consiguiente, pensar en un

mejor mundo para las mujeres significaría que lo será mejor para

los hombres. Las posturas feministas se han transformado a

través de los años, hay puntos de vistas muy diferentes como la

desigualdad de asuntos económicos y legales, mientras otras

consideran central, cuestiones más teóricas como la forma en que

se define “masculino” y “femenino”. Como cualquier

movimiento intelectual o político, los ideales del feminismo van

cambiando y creciendo, es dinámico, nacen nuevos datos y

nuevas perspectivas. (Deagon, 1999)3.

“Ir a clase de danza de vientre era, para algunos, un acto subersivo” Andrea Deagon

El Bellydance y el feminismo van de la mano en la década de 1970, afirma Deagon, pues

en el momento de “liberación de las mujeres” se impulsaba las oportunidades de trabajo,

más libertad personal y más libertad sexual, el bellydance ofrecía libertades que parecían

ejemplificar estos objetivos. Para Deagon, “No hay duda de que el baile fue liberador para

las mujeres”, estimuló la autoexpresión, liberó a las mujeres de la restricción en su

movimiento físico, y animó a tomar el centro del escenario. (Deagon,1999)

4

.

3y4 Tomado de: Deagon, A. (1999): Feminism and Belly Dance, Habibi Magazine 17.4. 8-

13. http://www.shira.net/about/feminism-deagon.htm, accedido [Abril 18 de 2018].

Actualmente también se puede considerar que las bailarinas de Bellydance han llegado a la

interpretación de su arte que se basa en los mencionados autodescubrimientos liberadores,

por lo general , la mayoría de bailarines, bailan para si mismos y para una gran audiencia,

en lugar de complacer y seducir a los hombres. Tocando nuestro posterior tema de

arquetipos, según Deagon, los bailarines tienden a abrazar arquetipos que encaran temas

centrales de su propio baile: diosa Tierra, bailarina gitana, reina sensual, dulce ninfa joven.

A través de estas imágenes las bailarinas crean sentimientos, expresan quienes son y abren

la puerta a algo profundo y poderoso en si mismos y en las audiencias.

En general, la experiencia de los bailarines tiende a apoyar la noción de que este baile es

bueno para las mujeres: es valioso como autoexpresión, y es en esencia un baile de

mujeres, que refleja la esencia, las habilidades, el poder, la sexualidad y la espiritualidad

de las mujeres5.

(Deagon, 1999)

Bailar en el Patriarcado

En la actualidad, ejercer la danza del vientre o

Bellydance continua teniendo una visión marginada

como forma de arte. Una bailarina profesional tiene

dificultades para ser tomada enserio, en el caso

colombiano, los principales lugares para show son

restaurantes, o eventos sociales especificos, que refieren

actuaciones de corta duración. Independientemente de

la propia intensión del bailarín, este se enfrenta a un

público con ideas preconcebidas, experimentando

recepciones públicas variadas y con frecuencia

negativas. Deagon (1999), dice que el público

occidental toma varias posiciones de distanciamiento

hacia el Bellydance como ignorar, bromear o disminuir.

5. Texto original: On the whole, dancers experience tends to support the notion that this dance is good for

women: it is valuable as self-expression, and it is at heart a woman´s dance, reflective of women´s essence,

skills, power, sexuality, and spirituality

El pensamiento patriarcal ha influenciado nuestro inconsciente colectivo, la sociedad

instaura en nosotros una débil definición de lo que es femenino y masculino. Parte de este

pensamiento se refleja en la forma básica de la danza y nuestro sentido de lo correcto de

que las mujeres bailan sensualmente para una audiencia formada y educada por el

patriarcado.

Esta es una posición compleja para las bailarinas, pues como lo expone Deagon, “Hay un

transfondo en las relaciones de género que, si bien los hombres poseen su propia

sexualidad, la sexualidad de las mujeres es “para los hombres”, dirigida a satisfacer los

deseos de los hombres más que de las mujeres” (Deagon, 1999)

Para finalizar este tema, e invitar al lector a cuestionarse, cito puntualmente a Deagon:

Es un peligro aun mayor saber que la bailarina se vende sin saberlo. Ella forma una idea de

lo que es aceptable (15 dólares por espectáculo, propinas en su disfraz, llamadas de último

minuto de la gerencia, acoso sexual ocasional de los clientes) basado no en una imagen de

verdad para sí misma, sino en una imagen degradada de lo que bailarín es y hace. Porque

ella acepta, ella no interroga. O bien, no interroga porque tiene miedo de perder algo que

tiene: la satisfacción de actuar, incluso dentro de un sistema que no la respeta. Pero al ceder

sin interrogar, ella renuncia a algo de sí misma. (Deagon,1999)

BIBLIOGRAFÍA

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10.13140/RG.2.2.33662.18241

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http://lunacup.mx/cultura-menstrual/menstruario-recetas-de-bienestar-menstrual/

http://terapiamenstrual.com/wp-content/uploads/2018/11/Bellydance-y-despertar-Femenino-ORIANA-NAVARRETE.pdf




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