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AUTOCONOCIMIENTO Y AUTOCUIDADO EN LA MENARQUIA


Por Anna A Miranda

Colombia

Queridas mujeres,





Me dirijo aquí a mamás, a educadoras, a mujeres que acompañan en la vida a niñas y adolescentes (hermanas, tías, amigas, etc.) y a niñas que están dejando de ser niñas para convertirse en mujeres cíclicas.

Esta es la primera de 12 entradas en las que quiero hablarles de los cambios que experimenta una niña cuando se convierte (o se va convirtiendo, pues este es un proceso) en mujer cíclica; y no sólo quiero hablar de los cambios, sino de cosas qué podemos hacer para cuidarnos bonito, de inquietudes que pueden surgir, de ruptura de tabús, de costumbres y ritos de paso en distintas culturas, etc.

En esta oportunidad les quiero compartir un cuento que escribí a raíz de mi contacto con distintas comunidades nativas de Colombia, país en el que habito, y donde hay muchísima sabiduría ancestral y tradicional relativa a nuestra esencia femenina.

“Cuentan las mayoras que antes no menstruábamos tan temprano… la segunda sangre, esa sangre que nos hace dar el paso entre la niñez y el ser mujeres, sucedía bastante después de lo que parece iniciar ahora.

Un momento, un momento, ¿dijiste segunda?

Claro, porque la primera fue la sangre de nuestro parto, del parto en el cuál nos recibió la vida, el día en que abandonamos el útero de nuestra madre.

En fin, continúo…

La menarquia, el primer sangrado menstrual, llegaba aproximadamente a los 15 años, y son muchas las cosas que han influido en que esto, ahora, suceda antes:

químicos y hormonas en los alimentos y en productos cosméticos, desconexión de la sabiduría de nuestro cuerpo, un avance grande en una sexualidad mal entendida y, según dicen las mayoras, un abandono de las costumbres de maduración ancestrales…

Y es que no hay ritos de paso, nuestra placenta está por ahí convertida en crema antiarrugas, nuestro ombligo botado y ¿nuestras raíces?

Llegamos a los siete, y seguimos derecho, como si nada hubiese cambiado, o fuese a cambiar, sin saber donde consultar cuando nos encontramos perdidas… la Madre Tierra podría darnos consejo, pero eso ni lo sabemos…

Y llegamos a los 14, quizás ya sangrando, sin comprender qué es eso ¿qué le pasa a mi cuerpo?

Antes, antes, cuando las mujeres estaban conectadas con su ciclo, cuando no había luz eléctrica y menstruaban al ritmo de la luna, a partir de los 7 años, las niñas empezaban el camino a su madurez, y lo hacían tejiendo…

y… ¿qué tejían?

Tejían “jigras”, mochilas, porque la jigra representa el vientre, el útero, y tejían varias, unas 7, antes de su primer sangrado, que llegaría a los 14 o 15 años, cuando ya habían adquirido la madurez sexual suficiente, para ser mujeres.”

Basado en distintas cosmovisiones Nativas de Colombia

El relato da pie a rePensarnos…

Nuestra alimentación y el uso de cosméticos y productos de higiene femenina tienen una incidencia negativa en el cuerpo, y asimismo nos desconectan de nuestros procesos naturales y de nuestra sabiduría corporal. Recuerden: ¡somos lo que comemos! y todo lo que hacemos penetrar por los poros de nuestra piel.

Es importante recuperar los ritos de paso que atravesamos a lo largo de nuestra vida y llenarlos de significado.

Un rito de paso puede ser de muchas maneras, quizás no resonamos con lo que se hacía de manera tradicional, pero es innegable que una anticipación de lo que sucederá en mi cuerpo, en mi mente, en mis emociones… y un reconocimiento de esto como un proceso natural que he de respetar, es necesario para vivirme de manera saludable, comprendiendo salud como la alineación de mi bienestar físico, emocional y espiritual.

Se impuso en estos últimos años una creencia de que la niña que tardaba mucho tiempo en menstruar por primera vez no era “normal”, este relato da cuenta de que, por el contrario, menstruar entre los 14 y los 15 años es de lo más natural. Además, cada mujer tiene su ritmo, ¡y nos tenemos que amar tal como somos!

Estamos desconectadas del vínculo tan fuerte que tenemos con la Madre Tierra y con la Luna ¡es momento de reconectarnos!

Las niñas y adolescentes no tienen una información suficiente y de calidad para vivir de manera gozosa y sana su primera menstruación, su entrada a la ciclicidad y su vida sexual; porque aunque nos empeñemos en cerrar los ojos ante los por mucho tiempo considerados “temas tabú”, la sexualidad es algo que permea nuestra vida desde el nacimiento hasta la muerte, y la adolescencia es la puerta de entrada a una experimentación más explícita de la misma; obviando el tema sólo logramos menos conocimiento y por lo tanto más posibilidades de “mal vivir” nuestras relaciones y volverlas insanas; hay una gran falta de autoConocimiento (base para el autoCuidado, el autoRespeto y el amor propio) y de conciencia de nuestros procesos físicos y de los fluidos que emanan de nuestro cuerpo, de la sacralidad del cuerpo que es un templo sagrado que no podemos poner en manos de cualquiera, ni de otra persona ni del sistema, ni dejarlo en el olvido, sino que debemos escucharlo para poder cuidarlo correctamente.

De todos estos temas vamos a ir hablando, resolviendo dudas y cuidando esta semilla de sabiduría que necesitamos despertar para recordar.

Hasta pronto,

Anna A. Miranda



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