Al encuentro de la Yaga
Por Gaby Dhyan
“Una mujer tiene que ser capas de permanecer en presencia del poder, pues al final, una parte de ese poder será suya” Clarisa Pinkola Estés.
¿ De qué hablamos cuando hablamos del poder de la ciclicidad femenina?
Del poder que se manifiesta en el ciclo hormonal femenino y se refleja en nuestra psiquis, al igual que en los ciclos de la naturaleza. El poder de regeneración. De transitar tanto la luz como la oscuridad. El poder que nos es dado cuando podemos recibir en nuestra vida y bien-venir tanto los momentos de placer como los de dolor y transformación.
En nuestra cultura se nos ha enseñado que lo correcto es pretender permanecer siempre en la luz, en la alegría, en el verano, en el día, en estar siempre activas (o activos), siempre felices y productivos, a costa de tener que fingir ese bienestar, ocultar y reprimir nuestras verdaderas emociones.
Muchas veces en nuestra vida sucede que transitamos la inactividad, la falta de ganas de interactuar con el mundo, la tristeza, lo que se le llama la época oscura: la transformación de lo viejo en lo nuevo.
¿Qué es lo que sucede cuando tratamos de negar la otra mitad de nuestro ser, nuestra polaridad, lo que naturalmente nos es dado?
Como las plantas que necesitan de la oscuridad para poder absorber los nutrientes, si no recibimos a la oscuridad, a nosotras también se nos corta el crecimiento.
Nos quedamos estancadas, como flores artificiales, muchas veces viviendo vidas que ya no nos pertenecen en perpetua incomodidad interior, o lo que es peor, nos marchitamos de a poco.
Y nuestra psiquis, nuestro inconsciente, nuestro cuerpo, que posee su propia inteligencia sin necesitad de nuestra intervención conciente, comienza a manifestar la oscuridad igualmente, esta comienza a salir por nuestros poros, a despuntar y expresarse en crisis y en necesidades de cambio.
Si aún pretendemos permanecer estableciendo el control, en una pose de felicidad antinatural, engañándonos a nosotras mismas, traicionando nuestra propia naturaleza, muchas veces se manifiesta en arranques violentos, en ira, en impulsos descontrolados, en enfermedades, en depresiones.
Y como aún muchas veces seguimos insistiendo en no querer ver y en el control, juzgamos estas crisis como “sin motivo” sin entender cual es su mensaje profundo. O a la inversa, en un arranque de ira destruimos todo de un sopetón, sin pararnos a evaluar, a equilibrar, solo guiadas por nuestro impulso destructivo. Nuestra represión psíquica y nuestro sistema hormonal se imponen tomando el control al grito de ¡cambio! ¡cambio! ¡cambio yaaaaa!.
Y la pregunta que nos hacemos todas es: ¿podemos hacer algo para amigarnos con esta parte de nuestra naturaleza sin que se nos vaya de las manos? ¿podemos llegar a reconocer este proceso como natural y que este realmente nos sirva para potenciar nuestros sueños y propósitos?
Yo te contesto que sí. Es la buena noticia. Yo creo que podemos sanar y reencontrarnos a nosotras mismas a través de las Diosas Oscuras.
¿Y quienes son estas diosas oscuras?. En muchas tradiciones, se le da la bienvenida al proceso de oscuridad, de destrucción, de muerte, a lo que llamamos en el caso de la Terapia Menstrual, el encuentro con La Bruja, con las Diosas Oscuras, con la Baba Yagá y muchas otras. Estas diosas arquetípicas, las cuales podemos encontrar en múltiples leyendas e historias, nos ayudan amorosamente a adentrarnos y transitar nuestra oscuridad y a empoderarnos en ella.
En todas las historias y leyendas, las diosas oscuras nos enseñan a caminar por la oscuridad sin quedarnos estancadas en ella. Ellas son un tránsito, una prueba, y no un lugar para quedarse.
Hoy quiero presentarles algunas de ellas. En primer lugar a Innana, la Diosa sumeria que ingresa al inframundo para enfrentar a su hermana gemela malvada Ereskingal -su propio lado oscuro.
Para poder llegar a ella Innana debe despojarse paulatinamente de todas sus vestiduras y sus joyas -despojarnos de todas nuestras máscaras, todos nuestros disfraces y armaduras, para ingresar desde nuestra vulnerabilidad en el terreno de lo inconsciente-. Cuando llega al inframundo y finalmente se enfrenta con su hermana horripilante, ésta la destroza – nuestra parte oscura muchas veces descuartiza y desarma “la imagen perfecta” que sos-tenemos de nosotras mismas al enfrentarnos de cara con las partes de nosotras que no se corresponden con esta imagen, las cuales tememos y nos cuesta mucho resistir y aceptar su visión-.
Innana muere y sus partes quedan desparramadas por un tiempo en el inframundo, hasta que por intervención amorosa–divina del reino superior sus partes son reunidas nuevamente e Innana puede volver transformada a su reino.
El valor que demuestra Innana al ir a enfrentarse a su propia imagen deformada que está relegada en el inframundo del inconsciente y de transformarse, dejar morir la parte de ella que ya no es más y que con amor, fe y confianza todas sus partes pueden reunirse de nuevo y volver al mundo del hombre, es un ejemplo de la síntesis, la “fotosíntesis” que se realiza en la oscuridad para que podamos seguir creciendo, dejando morir lo viejo y dándole lugar a lo nuevo.
Por supuesto les voy a decir que por experiencia propia los primeros encuentros son los que más asustan, y que luego vamos llegando a ese lugar cada vez con más confianza en la transformación y con más amor y compasión hacia nuestra parte oscura, en lugar del temor inicial.
Hay muchas diosas que nos enseñan sobre el proceso de muerte y regeneración (que normal y naturalmente coinciden con la menstruación y la pre menstruación en nuestro ciclo). Algunas de ellas son Durga, Kali, Cerridwen, entre otras, y mucho podrán encontrar escrito sobre ellas en libros y artículos si les interesa empaparse en el tema.
Pero, por último (y no menos importante) me gustaría especialmente referirme a mi encuentro mas reciente: la anciana bruja de los cuentos, a Hécate, a la Baba Yagá, la bruja temible llena de verrugas, con uñas como garras y desdentada o con colmillos afilados -según la historia.
Usualmente en las leyendas y cuentos, la dulce virgen-niña va al encuentro de la Yagá, por diferentes circunstancias, huyendo del maltrato, en busca de algún objeto; realmente en busca de crecer, de madurar y hacerse finalmente una mujer adulta completa: integrando la luz y la oscuridad.
Para ello tiene que atravesar un bosque oscuro y tenebroso, trascender sus miedos; para encontrarse finalmente con la terrorífica cara de la Babá Yagá. Según Clarisa Pinkola Estés el origen de la mujer salvaje es ella, el poder in-dominado, incontrolado, indomado. Para poder sobrevivir su estancia, la niña tiene que sobrepasar varias pruebas y soportar el terror que le produce la bruja, hasta finalmente irse de a poco acostumbrando a su mirada, a poder convivir con esta mujer salvaje original, amenazadora y terrible, dentro de nosotras, que aunque asusta, nunca hace verdadero daño. Finalmente la niña-virgen recibe aquello que vino a buscar, un poco del poder de la Baba Yagá. Se empodera, madura, se torna un poco más viva, un poco más salvaje, volviendo al mundo un poco menos perfecta, un poco menos “niña buena de mamá” y un poco más real, con una nueva forma de enfrentar su vida y un nuevo coraje y sensación de haber vencido sus miedos, un poco más rebelde y fortalecida luego de haber pasado por todas as pruebas de la Bruja Mujer Salvaje.
Al principio, cuando volvemos al mundo cotidiano, nuestro propio poder puede provocarnos un poco de miedo, un poco de sensación de no llegar a adaptarse, pero las pruebas pasadas nos confirman que todo miedo puede ser superado y vencido, que todo aquello que debe permanecer permanece y si no es porque no se corresponde con nuestra verdadera esencia salvaje, poderosa, autentica, y es mejor dejarlo atrás que vivir subyugadas por nuestros propios miedos.
En estos días estoy aprendiendo a querer mucho y a valorar cada vez más a la Yagá, a Innana y a todas las Diosas Oscuras que nos dan su regalo de poder, de sabiduría. Que nos permiten crecer transformándonos y reinventandonos periódicamente.
Pidiéndonos solamente que tengamos el coraje suficiente para permanecer mirándolas a los ojos profundamente por un buen tiempo. Ellas están dispuestas a mostrarnos amorosa y pacientemente toda la sabiduría y el poder que ocultan bajo sus temibles ojos de fuego.
Con mucho amor te deseo que puedas atreverte a adentrarte en tu oscuridad, encontrar y aprender a amar tus Diosas oscuras.
Bendiciones
Gaby Dhyan
Terapeuta Femeninx Masculinx Sagradx
Terapeuta Menstrual
Facilitadora de Respiración Alquímica y Sexualidad Sagrada
Reikista - Diksha Giver
Hija de la Diosa.
Montevideo
Contacto Facebook: Dhyan Terapeuta
