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2da etapa de limpieza, expectorante llantén




Los pulmones y los intestinos, al contemplarlos, detectan los primeros signos de tristeza, ese llanto reprimido que no quiere irse; lo que tragamos y nos mata el gotero. Finalmente, un moco sinónimo del nido de parásitos correspondiente a esta parte concreta del cuerpo comienza a liberarse en forma de gripe, a través del goteo nasal, el carraspeo, al sonido de la tos y posibles síntomas del proceso.

A medida que pasan los días, la tristeza desaparece, la mucosidad se reduce. El poder de soltar y secar la tapa trae la necesidad de tomar más agua. Probablemente el pensamiento de tristeza era mayor que la propia tristeza, después de todo, la mente siempre quiere ganar el juego.

En los últimos días de llantén pude experimentar una vez más la transición a la siguiente hierba a tomar. Esta conexión abrió puertas para una salida a la rabia, irritabilidad, vulnerabilidad, pasión y celos que se intensificaron al iniciar el trabajo con la carqueja, en este caso el diente de león, ya que no era posible encontrar carqueja en la región.

Una amiga del curso acababa de comentar que las tristezas no liberadas por el llantén son liberadas por la carqueja.

La tristeza surge en forma de ira en un grito de odio y lágrimas calientes. Los días con llantén habían sido tranquilos ante mi expectativa negativa al imaginar que sería difícil, pero la carqueja vino a contrarrestar la aparente tranquilidad y derrumbar cualquier centro.

Aline Nieri

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